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sábado, 18 de mayo de 2013

Mañana



me gusta cuando la gente juega

es otro recuerdo vivo
como el olor que sale del horno
al ser prendido
en un atardecer de invierno

impresiona sentir comodidad
con gente que sueña cerca

me veo en una cocina con las manos heladas
prendiendo el horno
y alguien que me cuenta un sueño
entre el aroma del frío que se va

escucho como niña
contesto como lo que se necesite
me siento con las piernas cruzadas
y un brazo tras el respaldo
sosteniendo ese equilibrio
libre como a los veinticinco
estoy en el sueño que me cuenta

me enternece sentir la comodidad
que estoy esperando vivir
en gente que anda al lado mío

soñando
es otro recuerdo vivo
como el de apoyar la cabeza en la almohada
y entender que todo va bien
y entonces el mejor plan
es dormir abrigada por la falta de exigencias


un sueño es un juego

cuando la gente sueña
que bueno
el mañana

MabelBE

miércoles, 8 de mayo de 2013

Comunes

Nadie consigue pronunciar tu nombre. Sólo yo conozco la inflexión perfecta. Fáltales la ternura en que fluye y la dulzura en las consonantes. No saben distinguir el color de la nota musical exacta. Por eso yo respondo cada día inventando un nombre: azul, pájaro, brisa, luz. Palabras comunes que se pueden decir sencillamente aun sin conocerte y sin amarte. / Silvina Ocampo. Cornelia frente al espejo.

jueves, 25 de abril de 2013

Ebelina 74


Abeja y miel pernoctan en cada gentileza de Esiquio.
Su suavidad es exacta, se refleja en un mar de primavera.
Vuelo de sesos, la mañana. Acabose obligado. Duelo animal.
-Y esa costumbre de sitiar por dentro el rincón
del trébol en el living de mi casa!, estallo
aunque sé que no tengo de qué quejarme.
Por un agujero se escurre la luz, se rehace y transmuta
cuando se le antoja
en lluvia de manzanilla, en rasguido o gorjeo,
en hondura de un viento leve, olas / en una locomotora / en
una rosa recibida / en el príncipe que la mira amoroso / en
humildad / en cuarenta y dos ángeles y medio, mas o menos.
Con sus cartas, Ebelina puede armarme un castillo
en el punto más alto. Y hasta con un cartel que diga “no
soplar”.
No tengo de qué quejarme, pero
cuando vuelvo a mirar el pico de la montaña
(allí arriba, tan alto)
pregunto cómo se hace para pedir amor.
El Linyera me contesta que su basenji se llama Amor y que el
cisne-ciruja es uno de sus hijos.


-Entre los destellos de esa exactitud verás bailar un vals como si fuera en el fondo del agua, será consecuente, hasta que los silencios cedan, hasta que las palabras alcen y vistan, hasta que ya no taches. A pesar de cualquier marcha atrás que se le ocurra a la vida, la danza sobre los ciclos no dormidos será plena, un shock, y -por fin- como la miel, reviviente, tranquiliza Ebelina.



® Mabel Bellante, 1995