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miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mística

El misticismo es una experiencia religiosa. Se entiende básicamente de dos maneras. A la manera occidental sería que mi conciencia puede ponerse en comunión con Dios (una relación personal con un dios personal). A la manera oriental sería que mi conciencia se desborde a sí misma, se pierda, y se ponga en contacto con el todo (una relación impersonal con una fuerza universal impersonal). Y ahí es donde tenemos que decidir cada quien que tipo de misticismo está orientado a creer, finalmente que tipo de eternidad quiere escoger: la personal o la impersonal. / Cristian Gomez. Museo Maná, México.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Que es o no es

La exposición no agrega valor. Todo implícito alejamiento de la intimidad raya peligrosamente la locura. Fuerte es la diferencia entre mostrarse y exponerse.
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No es más sana la tranquilidad que la lucha. Es impresionante la inexistencia de amor que ronda entre el contraste dado por la copresencia de nobleza en el camino de búsqueda y su propia ausencia.
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Porque existe o no existe la verdad, tan definitiva como necesaria es la lealtad a la fuerza vital de la valentía, 
no es lo mismo ser intérprete o creador.
Mostrarse o exponerse, blanco o negro, y con el mismo rostro.
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MabelBe

viernes, 4 de diciembre de 2009

Cambiar la idea

¡Cómo demonios lo hace! Eso fue lo primero que pensé la primera vez que escuché a Robert Johnson. Hoy, sólo un poco menos "inocente", sé que su mérito no era tanto el dominio de la técnica como su capacidad para abrazar la raíz de las cosas, pero en aquel momento lo que me llamó la atención fue la orquesta sinfónica que se montaba él solito y sin trucos en esas grabaciones cutres y salchicheras de los años 30, que no daban para mucha trampa. Oía a la vez el bajo, los acordes, el punteo, la voz y los ángeles del cielo unidos en un totum revolutum misterioso. Un día, en una de esas encrucijadas que tiene la vida, alguien me enseñó que se podían utilizar afinaciones abiertas para tocar con el slide: de esta manera era más fácil acercarse a esta sinfonía de los hombres-orquesta callejeros; bastaba con cambiarse el chip de las ideas preconcebidas y plantearse que el instrumento se podía afinar de otra manera y entonces se podían descubrir nuevos sonidos. / Pactar con el diablo de la encrucijada. Antonio Álvarez del Cuvillo.

jueves, 22 de octubre de 2009