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miércoles, 18 de enero de 2017

Sujeto al objeto

Luego de una confesión pura o de una sensación guardada que queda en situación primaria de libertinaje, pareciera que algunas entrañas necesitan depositar su aura energética de atención sobre cualquier objeto simple, cuya única característica valedera es la casual proximidad.
Sólo con su ubicación temporal el objeto logra tan supremo efecto. Más el guiño cómplice del extravío en la mirada.
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Casi nada, apartar el goce egocéntrico de feroz lastimadura, hallazgo impresionante, o explosión de alegría, que acaba de ocurrirle a la memoria de la psiquis o del corazón.
Finalmente, el considerar al objeto como sujeto amuleto, fetiche colorido, o el sitio donde depositar el sentimiento, puede tornarse el ítem inmediato. De allí al barranco de confusiones profundas, pocos pasos.
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Es increíble que un objeto logre esta circunstancia letal. Solo un objeto, y tan peligroso. Sólo un objeto, cuyo color es eventualmente gris desapercibido, o cuya textura es una simplona falta de profundidad. Pero sucede, en las almas aturdidas y/o confusas.
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MBellante
el objeto de la mirada extraviada

o del impotente

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